Eres tan chica y ya eres
lo mismo que las mujeres:
si te quiero no me quieres.
Ya eres huraña o risueña
a voluntad y eres dueña
de tu gracia… y pedigüeña.
Estrellita sobre el mar
más dura de conquistar
que el peñón de Gibraltar.
Ya eres coqueta, huidiza,
manzanita con ceniza,[1]
y variable y tornadiza.
Y ya sabes la receta
de encadenar a un poeta
sin más que quedarte quieta.
Desconcertadora nena,
que me haces soñar con pena
si mañana serás buena…
Diminutiva giganta
que me aprietas la garganta
si has de ser o no ser santa.
Interrogación que azora
y mucho más, por ahora,
auroral, que Sor Aurora. [2]
Ya sabes, ya sabes bien
el mango de la sartén
y la fuerza del desdén.
Pero, diablillo rosado,
ten cuidado,
no presumas demasiado.
No exageres, nebodeta [3],
pues tiene todo poeta
también humor de coqueta.
Pero aun cuando no exageres
la verdad es que no eres
con veinticinco alfileres [4]
nada más que una pulguita…
Y eres ya una mujercita
y una pregunta infinita –
como todas las mujeres…
(Padre Leonardo Castellani; argentino
Tomado de su obra “Los Papeles de Benjamín
Benavides” Buenos Aires, Ed. Dictio 1978, p.214)
[1] ¿Alusión a receta de medicina casera? cuando hay inflamación de los ojos, se hacen fomentos de manzanas dulces tostadas en ceniza caliente. ¿O a frase de Leopoldo Alas en “El oso mayor”?
[2] Franciscanismo: “La hermana Aurora”
[3] En catalán: niñita de brazos, pequeña, bebita,
[4] ‘Con todos sus alfileres’, o ‘de veinticinco alfileres’. Localismo caído en desuso: ‘Con todo el adorno o compostura posible’. Se utiliza más hablando de las mujeres.
Nota: Este texto nos fue enviado gentilmente por el R.P. Horacio Bojorge S.J., asi que a él va nuestro saludo y agradecimiento desde este otro lado del Río de la Plata, pero hermanados en un Imperio en común, Hispanoamerica, de quién recibimos una Tradición, una lengua y, lo mas importante, una Fe.
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